FICHA TÉCNICA
Nacionalidad: Australia
Año: 2010
Género: Drama, thriller.
Dirección y guion: David Michôd.
Interpretación: James Frecheville (Joshua “J” Cody), Ben Mendelsohn (Pope), Joel Edgerton (Barry “Baz” Brown), Guy Pearce (Nathan Leckie), Luke Ford (Darren Cody), Sullivan Stapleton (Craig Cody), Jacki Weaver (Janine “Smurf” Cody), Laura Wheelwright (Nicky Henry).
Director de Fotografía: Adam Arkapaw.
Sonido: Sam Petty
Música: Antony Partos.
Montaje: Luke Doolan.
Diseño de producción: Jo Ford.
Vestuario: Cappi Ireland.
Maquillaje: Kirsten Veysey
Casting: Kristy McGregor
Producción: Liz Watts.
Producción ejecutiva: Bec Smith, Vincent Sheedan
Duración: 112 min.
Distribuidora: Avalon Productions.
Estreno en Australia: 3 Junio 2010.
Estreno en España: 14 Enero 2011.
No recomendada para menores de 16 años.
Tras morir su madre, Joshua “J” Cody se va a vivir a Melbourne con sus tíos, con los que hasta ahora no ha tenido ningún tipo de contacto. Allí estará bajo la custodia de su abuela. Aunque se adaptará rápidamente a su nueva vida, no tardará en descubrir que este mundo es mucho más peligroso de lo que nunca había imaginado. Un policía, Nathan Leckie, debe atraer a “J” para que sea su señuelo y poder protegerle de policías corruptos y de un submundo paranoico y vengativo. Para sobrevivir, “J” deberá elegir qué lugar quiere ocupar dentro de este peligroso juego: estar con la familia o con la ley.
Secuencia inicial: Interior-día soleado. Una casa, un sofá. Dos personajes, una mujer y un muchacho que no quita la vista de una televisión donde emiten el concurso “¿Quieres ser millonario?” en versión australiana. Y hasta aquí puedo leer. Así comienza esta descarnada película sobre una familia de delincuentes. No se pierdan a la dulce y amorosa “mamma”. Quizá sea un guiño a Mrs Barker y sus adorables hijos, inmortalizada en la novela de James Hadley Chase y en el cine. Puede que haya momentos de confusión, sobre todo con algunos personajes que desaparecen, como la rubia pareja de uno de los hermanos, o aparecen, como la abogada que negocia la solución final en el museo. Por supuesto, la última palabra no la dicen ni la mamma, ni los abogados, ni la policía.
Interesante opera prima de David Michôd que no deja de poner un acertado lirismo a comportamientos irracionales, incluso absurdos que te dan ganas de gritarles a los protagonistas: “¿Pero tú tas tonto o qué?” Tengan en cuenta el título de la película: El reino animal es así: duro, violento y sin concesiones.
ANIMALES ACORRALADOS por Vladimir Eisenstein
El título “Animal Kingdom” (“Reino Animal”) nos da una idea clara del punto de vista que adopta el debutante director australiano David Michôd para describir el submundo criminal de la ciudad de Melbourne a través de una familia concreta de delincuentes. Vamos, pues, a contemplar la “vida salvaje” de sus miembros con cierto distanciamiento antropológico por no decir zoológico. Y esta es la característica más marcada y original de este film: cierta frialdad, aunque no llevada a sus últimas consecuencias, lo que puede que hubiera hecho más atractiva y radical esta obra.
Ante la muerte de su madre por sobredosis, el adolescente protagonista será acogido por el clan de la abuela y sus tíos. Él será el clásico testigo a través del cual Michôd nos introduce en ese nicho ecológico situado al otro lado de la ley y con férreos lazos de lealtad y defensa mutua. La sorpresa está en que semejante familia, aparte de que se dediquen a atracar, no son “basura blanca” al estilo USA. Su casa está limpia y ordenada, obligan al muchacho a lavarse las manos, se quieren e incluso reprueban el que uno de los hermanos se dedique al tráfico de drogas.
Pero en el reino animal no hay leyes, sino cazadores y cazados y esta familia de honrados atracadores vive acosada por un cruel depredador, la Brigada Antiatracos, que, como ellos, tampoco respeta la ley en absoluto y se dedica a perseguirlos, cual banda rival, a sangre y fuego sin aparente motivo ni interés, ya que ni buscan venganza ni hay dinero por medio. Pura crueldad. Realmente serán ellos los que empujarán a la familia a caer en una espiral de violencia destructiva y autodestructiva.
La idea de una sociedad humana tan salvaje en el fondo como la naturaleza resulta atractiva, pero un depredador tan gratuito no deja de resultar incoherente. No será la única incoherencia de una metáfora no desarrollada con rigor como decíamos al comienzo. De hecho a lo largo del relato acaba predominando lo policíaco sobre lo antropológico y la aparición del personaje de un policía honrado que encarna Guy Pearce desbarata por completo la posible analogía. Hay ley y hay civilización, luego hay esperanza. Luego lo que prometía ser un documental del National Geographic aplicado al submundo criminal se queda en un polar australiano.
No es grave, pues, aunque la moraleja sea vieja: que estos criminales son sólo aterrorizada carne de cañón, el argumento bien construido funciona, Ben Mendelsohn (el psicópata) está espléndido y, si bien sobra metraje al comienzo, luego la intensidad dramática sube y la película se cierra con un recital de Jacki Weaver (la abuela), impecable en ese brillante personaje que cohesiona a la atormentada, conflictiva y dramática muchachada varonil.Podemos asegurar que Michôd ha superado las oposiciones de Sundance y que, siguiendo el camino que trazó Soderbergh, ingresará en Hollywood para afrontar grandes producciones comerciales. Apunta maneras. Una película indie hoy es sólo el primer paso hacia un gran despacho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en enCINErados