domingo, 29 de abril de 2012

DE NICOLÁS A SARKOZY






FICHA TÉCNICA
Título original: La conquête
Dirección: Xavier Durringer
Guión: Patrick Rotman, Michaël Darmon y Xavier Durringer
Producción: Eric y Nicolas Altmayer
Fotografía: Gilles Porte
Montaje: Catherine Schwartz
Música: Nicola Piovani
Intérpretes: Denis Podalydès, Florence Pernel, Bernard Le Coq, Samuel Labarthe
Duración: 1 hora 45 minutos. 


                                     SINOPSIS 

6 de Mayo de 2007, segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas. Nicolás Sarkozy, seguro de la victoria, permanece enclaustrado en su domicilio, enfundado en su bata, sombrío y abatido. Lleva todo el día intentando reunirse con su mujer, Cecilia, que le rehúye. Esos últimos cinco años que ahora tocan a su fin desfilan ante nosotros: cuentan la irresistible ascensión de Sarkozy, llena de trucos sucios, arranques de cólera y encontronazos entre bastidores. Es un hombre que llega al poder, pero pierde irreversiblemente a su esposa.




                                       CRÍTICA


“LA RESISTIBLE ASCENSIÓN DE NICOLÁS SARKOZY AL ELÍSEO” por Vladimir Eisenstein

No recuerdo que se haya hecho ninguna película de ficción biográfica sobre un presidente o primer ministro estando aún al mando. “De Nicolás a Sarkozy” es tan insólita en este sentido como lo es la peculiar figura de este presidente en una cultura política como la francesa tan tradicional, conservadora e incluso rancia. La primera dificultad para hacer una película así estriba en que todavía no hay punto final ni en la vida ni en el mandato o la carrera del biografiado y la segunda en el riesgo de entrar en el debate político y ser devorada por él y juzgada sólo como laudatoria o peyorativa y no por sus virtudes o defectos cinematográficos. Xavier Durringer, su director, soluciona el problema, situando la acción y el punto final en la noche del triunfo que le condujo a la presidencia, con abundantes flash-back y dando al film un tratamiento de farsa bastante ligero y alejado de cualquier propósito documental o periodístico, aunque, como es lógico, se reflejan los hechos de conocimiento público que rodearon aquella campaña. No se pringa ni a favor ni en contra, aunque señala que el rey, pero no sólo él, está desnudo.

El juego dramático que enriquece este relato no es la descripción de las intrigas, avatares y desvelos entre bambalinas de una campaña electoral, algo ya narrado muchas veces por el cine americano (en “Idus de marzo” de Clooney, por ejemplo), sino algo más novelesco: la trayectoria en paralelo y simétrica de ascenso y declive que vivió la vida de Sarkozy en aquellos meses. Mientras ascendía hacia el cielo del poder, su matrimonio naufragaba. No nos acaban de quedar muy claros los motivos de peso por los que Cécilia se aleja de un Nicolás que Durringer nos presenta como más desvalido en lo emocional que ella. Esta “guerra de los Roses” continúa, por cierto, hoy día con la publicación de libros a favor del uno y de la otra. Conclusión: a Durringer le interesa sobre todo el personaje, ese hombre real que ha llevado el timón de Francia los cinco últimos años. 

Pero la pregunta es qué interés puede tener un hombre como Nicolás Sarkozy, un político poco épico y que no ha protagonizado acontecimiento histórico relevante. No mucho, es cierto, para el espectador español ajeno a lo que este pequeño y acomplejado, pero corajudo hombre ha significado en la política francesa. En el contexto de una V República anquilosada y con elocuentes síntomas de decadencia, Sarko representaba un soplo de aire fresco frente a los muy senatoriales cuadros de la derecha francesa con un estilo kennedyano, pero autoritario, una falsa imagen de hombre hecho a sí mismo y que ascendió socialmente y unas propuestas políticas liberales que iban a dinamizar Francia y que se quedaron en casi nada. Parece, sin embargo, que su paso por el Elíseo va a ser fugaz, incapaz de revestirse de la solemnidad propia del cargo presidencial y devorado por su afán de protagonismo, su coqueteo con la jet, una proclividad a intervenir personalmente en cualquier asunto que salta a la palestra y algunos malos modos. Buenas virtudes para un candidato, malas para un padre de la patria.



Xavier Durringer es un hombre de teatro y se nota. El reparto y la caracterización son excelentes. Samuel Labarthe borda al refinado Dominique de Villepin, el gran rival de Sarko, y Denis Podalydès hace una recreación soberbia y admirable de Nicolas Sarkozy. Éste, que es el principal objetivo, se ha conseguido, el inconveniente de esta película es que la farsa se queda a medio gas, no llega a comedia, se queda en una descripción caricaturesca, pero tímida, que en aras de la verosimilitud no quiere exagerar lo ridículos que son los políticos. Durringer debería haberse soltado algo más el pelo para resultar más ágil y ganar en ritmo. Si los enredos de la política gala ya nos resultan algo lejanos, esta, creo que innecesaria contención, deja el resultado final en muy entretenido e interesante sin más. Eso sí, tras el recital de Podalydès nunca volverán a ver a Sarkozy con los mismos ojos.

     

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