F I C H A T É C N I C A
Título: Reality
Dirección: Matteo Garrone.
Guión: Maurizio Braucci, Ugo Chiti, Matteo Garrone, Massimo Gaudioso.
Fotografía: Marco Onorato.
Música: Alexandre Desplat.
Montaje: Marco Spoletini.
Producción: Matteo Garrone, Jean Labadie.
Reparto: Aniello Arena, Loredana Simioli, Nando Paone, Nello Iorio, Nunzia Schiano, Rosaria D'Urso, Giuseppina Cervizzi, Claudia Gerini, Raffaele Ferrante, Paola Minaccioni, Ciro Petrone, Salvatore Misticone, Vincenzo Riccio, Martina Graziuso, Alessandra Scognamillo.
Duración: 110 minutos.
S I N O P S I S
Luciano es un pescadero
napolitano que complementa sus modestos ingresos montando timos - a pequeña
escala - junto a su mujer, María. Luciano, personaje simpático y divertido,
nunca deja pasar la oportunidad de actuar o travestirse para sus clientes e
innumerables familiares. Un buen día, estos le convencen para presentarse a las
pruebas de Gran Hermano. Mientras persigue su sueño, Luciano empieza a cambiar
su percepción de la realidad.
C R Í T I C A
”SALTO A LA FAMA” por Vladimir Eisenstein
Puede ser que Mateo Garrone no
sea un excelente director –su puesta en escena no va más allá de correcta-,
pero sus películas son cualquier cosa menos irrelevantes. Ya con “Gomorra” se
atrevió a dramatizar el libro reportaje de Roberto Saviano sobre la Camorra que
había puesto en peligro la vida de su autor. “Reality” es un film más
metafórico que aquel, menos realista o documental, pero que también intenta
reflejar, aunque sea de modo esperpéntico, la realidad social que se oculta
bajo el entretenimiento berlusconiano con que Tele 5 nos alimenta a diario.
El título alude al popular género
televisivo del mismo nombre y en concreto versa sobre su programa estrella:
“Gran Hermano”. En la película vemos el
impacto que en el empobrecido sur napolitano tiene este concurso y cómo muchos
ven su remota posibilidad de participar en él como una vía para salir de la
miseria y dar un salto a la fama. El protagonista en este caso es un humilde
pescadero, casado, con dos hijos y rodeado por un coro familiar de vivaces
mujeres. El alboroto del barrio, un casco histórico abandonado y decrépito y la
lucha por la supervivencia diaria de unos pícaros vecinos curtidos por el sol y
la Historia, contribuyen a realzar este magnífico fresco de quienes sufren la miseria
europea contemporánea, ese abismo que separa a un metalizado y rico norte de un
dependiente sur en esta Italia que
refleja, como ningún otro país, los agudos contrastes de una malcosida Unión Europea.
Este
sueño de salir del pueblo, del ascenso social a través del éxito en el paraíso
artificial de los platós, no es un planteamiento original, pero el brillante
guión, en vez de seguir el deambular, las
previsibles desventuras y humillaciones de nuestro aspirante hasta el fracaso
final, enfoca la obsesión que le trastorna, su capacidad de autoengaño, la
esperanza que no pierde, que no quiere perder, pero que le acabará perdiendo.
Estamos ante la crónica de un sueño insensato, ridículo, quijotesco, pero no
menos poderoso por ello. Azcona habrá aplaudido desde su tumba.
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