martes, 7 de enero de 2014

"LA VIDA DE ADÈLE" (Abdellatif Kechiche)





F I C H A  T É C N I C A                                                                                                                    

Título original: "La vie d'Adèle".
Dirección: Abdellatif Kechiche.
Guión: Abdellatif Kechiche y Ghalya Lacroix. (Adaptación del cómic "El azul es un color cálido" de Julie Maroh).   
Producción: Olivier Thery Lapiney y Laurence Clerc.
Fotografía: Sofian El Fani.    
Montaje: Albertine Lastera, Camille Toubkis, Jean-Marie Lengellé y Ghalia Lacroix.
Sonido: Jérôme Chenevoy.
Reparto: Léa Seydoux, Adèle Exarchopoulos, Salim Kechiouche, Mona Walravens, Jéremie Laheurte, Alma Jodorowsky, Aurélien Recoing, Catherine Salée, Fanny Maurin, Benjamin Siksou y Sandor Funtek.
Duración: 3 horas.


S I N O P S I S

Adéle es una adolescente sin problemas. Una adolescente de quince años que jamás se ha preguntado nada acerca de su sexualidad. Le gusta mirar a los chicos y le gusta que estos la miren a ella, incluso decide acostarse con uno sin que resulte muy satisfactorio, pero todo cambia en un solo instante. Un día va por la calle y se cruza con una pareja de chicas que van de la mano. Una de ellas, Emma, con el pelo teñido de azul, la mira y Adèle queda fascinada. Emma será la persona que le descubra el deseo y el camino hacia la madurez, será también la responsable de que toda su vida cambie. Así, la jovencísima Adèle crecerá, se buscará a sí misma, se perderá y se reencontrará... 



C  R  Í  T  I  C  A


“INICIACIÓN AL AMOR” por Vladimir Eisenstein

Adèle es una adolescente que empieza a dar sus primeros pasos en el amor y el sexo. En este film se describen sus primeros romances, su primer fracaso y  su tránsito a la vida independiente.


Es muy difícil  ser una buena actriz cuando la experiencia vital es escasa y tienes que afrontar un papel dramático de gran responsabilidad, pero la joven Exarchopoulos, la protagonista, está sencillamente extraordinaria y sobre su omnipresencia y sus primeros planos, se sostiene la película.

Encontramos aquí  las habituales virtudes del cine de autor francés: la naturalidad de los actores y el impecable costumbrismo que hace creíbles hasta los diálogos más pedantes. Pesa sin embargo el excesivo metraje. Tres horas que, si bien no llegan a hacerse pesadas, sí resultan morosas en muchos momentos y hacen añorar la tijera para abreviar secuencias innecesariamente alargadas o eliminar algunas quizás inútiles.

¿Podrían conservarse?, sí ¿por qué no? No es dogma que haya que aportar información continua para que el espectador no se aburra,  pero cuando un autor se deleita moroso en la contemplación de sus escenas y criaturas, se le exige un “estilo” del que Abdellatif Kechiche, en plan aséptico observador o, como mucho, voyeur, carece. No encontramos aquí una estética ni un necesario lirismo, como bien se percibe, por ejemplo, en la ausencia de banda sonora, algo que hubiera aliviado el peso de este relato, o como indica el cambio del sugerente título del cómic original “El azul es un color cálido” por el más descriptivo y árido “La vida de Adèle”.
    
Magnífico en la descripción y en la dirección de actores, excelente retratista, agradeceríamos a Kechiche algo más de síntesis, cierta amabilidad  y encanto, también muy propios del cine francés, y menos exhaustiva sequedad.






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